martes, 11 de junio de 2013

La Puerta de Los Tres Cerrojos

LA PUERTA DE LOS TRES CERROJOS




La puerta de los tres cerrojos es un libro que leí el verano pasado y en mi opinión es un libro que parece como si fueras un niño de 3 años pero que permite entender el gran mundo de la física cuántica a cualquier tipo de público, haciendo que nos pique (aun más a algunos) la curiosidad sobre esta gran ciencia.
Argumento:
Niko, un chico solitario de catorce años, no se imagina las consecuencias que le traerá no seguir el camino que cada día recorre para llegar al instituto. Al variar su ruta, descubre una casa que nunca antes había visto. Atraído por el misterio, se adentrará en ella y se verá inmerso en un extraño universo. Dentro del mundo cuántico ocurren cosas sorprendentes, desde una guerra entre la materia y la antimateria hasta las desapariciones del gato de Schrödinger, pasando por un taller de relojería donde se pone a prueba la relatividad del tiempo. Inmerso en esta aventura inesperada, Niko tiene la misión de devolver el equilibrio, ahora en peligro, entre su mundo y el universo cuántico que acaba de descubrir.

Para entender la física cuántica, básicamente, es un conjunto de teorías que estudia el comportamiento de las partículas fundamentales que componen la materia, la física cuántica nos explica que estas partículas se comportan de una manera extraordinaria, pueden atravesar paredes, pueden teleportarse, incluso pueden estar en dos sitios a la vez.

Nos creemos que la física cuántica no sirve para nada, pero más del 30% de nuestras vidas transcurre gracias a la física cuántica, cuando vamos al supermercado, la puerta se abre gracias al espectro fotoeléctrico, los lásers, los lectores de DVD que todos utilizamos, los transistores, que permiten que podamos ver la televisión.

Hay una serie de paradojas relacionadas con la física cuántica, que a mi siempre me han llamado la atención puesto que son completamente inimaginables y de las que si no se ven no nos las creeríamos, pero que están asentadas sobre unas bases que nos permiten entenderlas como algo totalmente cierto y posible:

Una es el experimento de Erwin Scrödinger, que es un experimento imaginario concebido en 1935.
Erwin Scrödinger plantea un sistema que se encuentra formado por una caja cerrada y opaca que contiene un gato en su interior, una botella de gas venenoso y un dispositivo, el cual contiene una partícula radiactiva con una probabilidad del 50% de desintegrarse en un tiempo dado, de manera que si la partícula se desintegra, el veneno se libera y el gato muere.

Al terminar el tiempo establecido, hay una probabilidad del 50% de que el dispositivo se haya activado y el gato esté muerto, y la misma probabilidad de que el dispositivo no se haya activado y el gato esté vivo. Según los principios de la mecánica cuántica, la descripción correcta del sistema en ese momento, será el resultado de la superposición de los estados “vivo” y “muerto”. Sin embargo, una vez abramos la caja para comprobar el estado del gato, este estará vivo o muerto.





Con esta entrada me gustaría conseguir lo que consiguieron hacer conmigo, acercarme el mundo de la física cuántica, que es algo totalmente espectacular, y poder entenderlo mínimamente, y a partir de ahí reflexionar sobre el. La física cuántica es algo que todo el mundo debería conocer, porque dentro de poco estará aun más entre nosotros y será como aquel que dice: “el pan de cada día”.

Respecto al libro, un libro fantástico que recomiendo leer, nos presenta la física cuántica al alcance de todos, es un libro ameno y divertido y del que se puede aprender mucho. Un enigma que plantea el libro y que siempre he recordado: Imaginaos una calle por la que circula un coche oscuro, sin luces. Todas las farolas de la calle están apagadas. No hay resplandor de ninguna casa ni luz proveniente de los escaparates. De repente, un gato negro cruza por delante del coche. Sin embargo, el conductor frena a tiempo antes de atropellarlo, ¿cómo ha conseguido verlo?

Tras leer páginas posteriores y descubrir que pocas “luces” tenemos, encontré la solución, ¿quién dijo que fuese de noche? ¡Era pleno día!


lunes, 10 de junio de 2013

Ego y orgullo


Nuestro carácter nos hace meternos en problemas, pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos.


Cuando discutimos con alguien, cuando queremos conseguir algo o cuando queremos quedar por encima los demás, surge en nosotros esa tozudez que caracteriza muchas veces a la especie humana, no vamos a ser menos que el vecino; ese “piltrafa” no se le da mejor que a mi hacer cualquier cosa; si quiere que hablemos, primero que se disculpe él. Todo esto no nos deja ver, en la mayoría de las veces, que basta con poner un granito de arena de tu parte para que todo pueda solucionarse y volver a como era antes.

A todos, aunque muchos no lo reconozcan, nos gusta ser alguien único y por encima de los demás en algo, pues esto nos hace sentirnos realizados y elevar nuestro ego y nuestra autoestima, en ocasiones hasta niveles en los que se puede llegar a la pedantería. A quién no le gusta sobresalir en algo, en sus estudios, en sus virtudes, jugando al fútbol, tocando un instrumento, pero esto puede producir consecuencias negativas en quien lo experimenta.

Si bien es cierto que, intentar ser el mejor en lo que nos es posible es bueno, pues nos hace poseer ese grado de ambición y perseverancia que no tendríamos si no nos comportásemos así. El ser humano es un ser competitivo entre sí, como animales que somos intentamos ser los primeros y los mejores en todo. Lo necesario es encontrar un punto en el que seamos capaces de controlar nuestro ego y nuestro orgullo y poder alcanzar nuestras metas ambiciosas que deseemos.

Como dijo Esopo hace miles de años: “Nuestro carácter nos hace meternos en problemas, pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos”.

Como dije líneas arriba, ¿por qué voy a ser yo quien intente arreglar esto?, ¿por qué le voy a hablar yo si el no lo hace?, solo es necesario la buena fe de cada uno de nosotros para poder solucionar nuestras diferencias y arreglar nuestros problemas, aportando un poco de nuestra parte haremos de nuestras vidas algo mejor, pero para ello, todos debemos de colaborar, reduciendo nuestro orgullo y bajando nuestro ego.

domingo, 2 de junio de 2013

Mirar hacia delante

Diariamente nos enfrentamos a situaciones que nos producen cierta tristeza o cierta sensación de malestar, debido a que éstas situaciones hacen que nuestra autoestima caiga y veamos todo de una forma negativa. Basta suspender un examen para creer que no tú no vales para estudiar, basta con caerte corriendo, para creer que tú jamás valdrás para hacer deporte. Esto produce que nos encerremos en nuestros lamentos, y no acabemos consiguiendo encontrar ese camino de salida que necesitamos para llegar a algo mejor. Cuando ocurre algo malo, a todos nos afecta, y unas personas lo expresan de una manera, como llorando, y otros tienen esa frialdad que les permite controlar la situación, pero al final, cualquier mal suceso, afecta en parte a cada persona.

Pero, “Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas”.

Esto traducido literalmente significaría que perderse algo tan bonito como puede ser una puesta de sol, no nos puede hacer que lloremos, puesto que si lo hacemos, no podremos ver lo que hay más allá de ello, como pueden ser las estrellas.

Desde un punto de vista más personal, no podemos dejar que las cosas nos afecten de forma tan negativa porque nos puede estar cerrando la ventana que nos permita ver más allá de lo que en realidad pasa.

Yo pienso que el destino sí está escrito, da igual la manera de actuar ante una cierta situación, si escojo A o si escojo B como formas de actuar, estaré creando un futuro diferente y esto será porque algo va hacer que escoja una u otra. Pienso que aquello que no está en tu vida, es porque en algún momento te podría perjudicar. Hay veces en la vida que se nos escapan trenes que podrían tener geniales destinos, pero si no los coges, es porque siempre habrá otro que traiga un destino mejor y entonces es ése el que verdaderamente debes coger, porque será el que te haga feliz.


Siempre debemos mirar hacia delante, no preocuparnos en lo que ha pasado, sino en lo que debes hacer para que lo que venga sea aun mejor. No debemos vivir siempre en la preocupación por lo que sucede, sino buscar un equilibrio que nos permita guiar nuestras vidas de manera correcta y que nos haga prosperar.