domingo, 15 de diciembre de 2013

Felicidad de Aristóteles

Aristóteles fue un filósofo con un marcado sentido teleológico. Para Aristóteles, todo lo que hace el hombre, lo hace orientado hacia un fin y en él, el fin era la felicidad.

Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.”

En Aristóteles nos encontramos un fuerte carácter eudemonista, es decir, el fin del hombre se encuentra en la felicidad. Para alcanzar la felicidad, Aristóteles desarrolló el término de virtud y para él la virtud no era un regalo de los dioses ni el producto del azar, sino que teníamos que conquistarla lo que nos supone un largo y costoso ejercicio, que denominamos como un hábito.

Estamos cansados de oír la palabra hábito, todo el mundo decimos que tenemos el hábito de por las mañanas hacer tal cosa o por las tardes otras, pero para Aristóteles un hábito eran esas acciones que el ser humano realizaba y le permitían desarrollarse positivamente y convertirse en una mejor persona. Por otra parte, en la actualidad para la mayoría de nosotros no es una virtud el alcanzar la felicidad, simplemente intentamos ser felices para sentirnos mejor y vivir positivamente el día a día, pero para este filósofo, el alcanzar el fin del hombre, el cual, desde mi punto de vista, todos deberíamos conseguir, la felicidad es una virtud y es propia del hombre sabio.

En esta frase nos encontramos sus dos puntos de vista, sobre la felicidad y sobre la virtud, estableciendo que la felicidad supone una virtud porque es un esfuerzo, es un hábito que el hombre desarrolla continuamente y que le permite conseguir el fin, es decir la felicidad o como él la denominaba, “eudaimonía” 

lunes, 9 de diciembre de 2013

Platón no es tan extraño.

Platón, filósofo clásico intentó explicar el mundo, a través de sus pensamientos y creencias. Platón explicó el mundo dividiéndolo en dos, por una parte, el mundo de las ideas y por la otra el mundo físico. Esto choca con nuestra concepción moderna del mundo, pues el mundo físico sí, es aquello que vemos, donde nos encontramos todos los seres de este planeta, pero, ¿qué es ese mundo de las ideas?File:Plato Pio-Clemetino Inv305.jpg



Platón, sentó las bases de religiones posteriores. Para él, el mundo físico era creado por el Demiurgo, que era aquel ser que ordenaba todo basándose en el mundo de las ideas, pero qué es esto si no puro cristianismo o Islam. En nuestra religión y cultura occidental, el cristianismo nos cuenta que Dios, el que para Platón es el Demiurgo, crea todo desde la nada, basándose en sus propios pensamientos e ideas divinas, en siete días y siete noches.

Todo esto nos hace avanzar y llegar a ese mundo que nos resulta algo más extraño, el mundo de las ideas. Extraño, a la par que posible y razonable en la mentalidad de la época pues, estableciendo las ideas como algo mucho más real aún que el mundo físico, podemos explicarlo. Si el Demiurgo, o posteriormente Dios para las religiones, crea el mundo físico desde la nada, este mundo no ha existido siempre, no es eterno ni infinito, pues igual que se ha creado, puede llegar a su fin. Entonces, ¿qué sería el mundo de las ideas? Simplemente sería aquel mundo donde residen las ideas, que a diferencia del mundo físico, siempre han existido y éstas son eternas e inmutables.


En Platón, ya se encontraba presente el pensamiento de religiones, pues el mundo de las ideas sería aquel lugar donde el hombre conseguiría alcanzar la idea de Bien, o simplemente el bien. El mundo de las ideas es donde tiene lugar el encuentro y la fusión entre las personas y el bien y esto no es más que el “paraíso” donde todo se encuentra ahí de una manera perfecta, como las ideas, donde reside la perfección.

martes, 11 de junio de 2013

La Puerta de Los Tres Cerrojos

LA PUERTA DE LOS TRES CERROJOS




La puerta de los tres cerrojos es un libro que leí el verano pasado y en mi opinión es un libro que parece como si fueras un niño de 3 años pero que permite entender el gran mundo de la física cuántica a cualquier tipo de público, haciendo que nos pique (aun más a algunos) la curiosidad sobre esta gran ciencia.
Argumento:
Niko, un chico solitario de catorce años, no se imagina las consecuencias que le traerá no seguir el camino que cada día recorre para llegar al instituto. Al variar su ruta, descubre una casa que nunca antes había visto. Atraído por el misterio, se adentrará en ella y se verá inmerso en un extraño universo. Dentro del mundo cuántico ocurren cosas sorprendentes, desde una guerra entre la materia y la antimateria hasta las desapariciones del gato de Schrödinger, pasando por un taller de relojería donde se pone a prueba la relatividad del tiempo. Inmerso en esta aventura inesperada, Niko tiene la misión de devolver el equilibrio, ahora en peligro, entre su mundo y el universo cuántico que acaba de descubrir.

Para entender la física cuántica, básicamente, es un conjunto de teorías que estudia el comportamiento de las partículas fundamentales que componen la materia, la física cuántica nos explica que estas partículas se comportan de una manera extraordinaria, pueden atravesar paredes, pueden teleportarse, incluso pueden estar en dos sitios a la vez.

Nos creemos que la física cuántica no sirve para nada, pero más del 30% de nuestras vidas transcurre gracias a la física cuántica, cuando vamos al supermercado, la puerta se abre gracias al espectro fotoeléctrico, los lásers, los lectores de DVD que todos utilizamos, los transistores, que permiten que podamos ver la televisión.

Hay una serie de paradojas relacionadas con la física cuántica, que a mi siempre me han llamado la atención puesto que son completamente inimaginables y de las que si no se ven no nos las creeríamos, pero que están asentadas sobre unas bases que nos permiten entenderlas como algo totalmente cierto y posible:

Una es el experimento de Erwin Scrödinger, que es un experimento imaginario concebido en 1935.
Erwin Scrödinger plantea un sistema que se encuentra formado por una caja cerrada y opaca que contiene un gato en su interior, una botella de gas venenoso y un dispositivo, el cual contiene una partícula radiactiva con una probabilidad del 50% de desintegrarse en un tiempo dado, de manera que si la partícula se desintegra, el veneno se libera y el gato muere.

Al terminar el tiempo establecido, hay una probabilidad del 50% de que el dispositivo se haya activado y el gato esté muerto, y la misma probabilidad de que el dispositivo no se haya activado y el gato esté vivo. Según los principios de la mecánica cuántica, la descripción correcta del sistema en ese momento, será el resultado de la superposición de los estados “vivo” y “muerto”. Sin embargo, una vez abramos la caja para comprobar el estado del gato, este estará vivo o muerto.





Con esta entrada me gustaría conseguir lo que consiguieron hacer conmigo, acercarme el mundo de la física cuántica, que es algo totalmente espectacular, y poder entenderlo mínimamente, y a partir de ahí reflexionar sobre el. La física cuántica es algo que todo el mundo debería conocer, porque dentro de poco estará aun más entre nosotros y será como aquel que dice: “el pan de cada día”.

Respecto al libro, un libro fantástico que recomiendo leer, nos presenta la física cuántica al alcance de todos, es un libro ameno y divertido y del que se puede aprender mucho. Un enigma que plantea el libro y que siempre he recordado: Imaginaos una calle por la que circula un coche oscuro, sin luces. Todas las farolas de la calle están apagadas. No hay resplandor de ninguna casa ni luz proveniente de los escaparates. De repente, un gato negro cruza por delante del coche. Sin embargo, el conductor frena a tiempo antes de atropellarlo, ¿cómo ha conseguido verlo?

Tras leer páginas posteriores y descubrir que pocas “luces” tenemos, encontré la solución, ¿quién dijo que fuese de noche? ¡Era pleno día!


lunes, 10 de junio de 2013

Ego y orgullo


Nuestro carácter nos hace meternos en problemas, pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos.


Cuando discutimos con alguien, cuando queremos conseguir algo o cuando queremos quedar por encima los demás, surge en nosotros esa tozudez que caracteriza muchas veces a la especie humana, no vamos a ser menos que el vecino; ese “piltrafa” no se le da mejor que a mi hacer cualquier cosa; si quiere que hablemos, primero que se disculpe él. Todo esto no nos deja ver, en la mayoría de las veces, que basta con poner un granito de arena de tu parte para que todo pueda solucionarse y volver a como era antes.

A todos, aunque muchos no lo reconozcan, nos gusta ser alguien único y por encima de los demás en algo, pues esto nos hace sentirnos realizados y elevar nuestro ego y nuestra autoestima, en ocasiones hasta niveles en los que se puede llegar a la pedantería. A quién no le gusta sobresalir en algo, en sus estudios, en sus virtudes, jugando al fútbol, tocando un instrumento, pero esto puede producir consecuencias negativas en quien lo experimenta.

Si bien es cierto que, intentar ser el mejor en lo que nos es posible es bueno, pues nos hace poseer ese grado de ambición y perseverancia que no tendríamos si no nos comportásemos así. El ser humano es un ser competitivo entre sí, como animales que somos intentamos ser los primeros y los mejores en todo. Lo necesario es encontrar un punto en el que seamos capaces de controlar nuestro ego y nuestro orgullo y poder alcanzar nuestras metas ambiciosas que deseemos.

Como dijo Esopo hace miles de años: “Nuestro carácter nos hace meternos en problemas, pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos”.

Como dije líneas arriba, ¿por qué voy a ser yo quien intente arreglar esto?, ¿por qué le voy a hablar yo si el no lo hace?, solo es necesario la buena fe de cada uno de nosotros para poder solucionar nuestras diferencias y arreglar nuestros problemas, aportando un poco de nuestra parte haremos de nuestras vidas algo mejor, pero para ello, todos debemos de colaborar, reduciendo nuestro orgullo y bajando nuestro ego.

domingo, 2 de junio de 2013

Mirar hacia delante

Diariamente nos enfrentamos a situaciones que nos producen cierta tristeza o cierta sensación de malestar, debido a que éstas situaciones hacen que nuestra autoestima caiga y veamos todo de una forma negativa. Basta suspender un examen para creer que no tú no vales para estudiar, basta con caerte corriendo, para creer que tú jamás valdrás para hacer deporte. Esto produce que nos encerremos en nuestros lamentos, y no acabemos consiguiendo encontrar ese camino de salida que necesitamos para llegar a algo mejor. Cuando ocurre algo malo, a todos nos afecta, y unas personas lo expresan de una manera, como llorando, y otros tienen esa frialdad que les permite controlar la situación, pero al final, cualquier mal suceso, afecta en parte a cada persona.

Pero, “Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas”.

Esto traducido literalmente significaría que perderse algo tan bonito como puede ser una puesta de sol, no nos puede hacer que lloremos, puesto que si lo hacemos, no podremos ver lo que hay más allá de ello, como pueden ser las estrellas.

Desde un punto de vista más personal, no podemos dejar que las cosas nos afecten de forma tan negativa porque nos puede estar cerrando la ventana que nos permita ver más allá de lo que en realidad pasa.

Yo pienso que el destino sí está escrito, da igual la manera de actuar ante una cierta situación, si escojo A o si escojo B como formas de actuar, estaré creando un futuro diferente y esto será porque algo va hacer que escoja una u otra. Pienso que aquello que no está en tu vida, es porque en algún momento te podría perjudicar. Hay veces en la vida que se nos escapan trenes que podrían tener geniales destinos, pero si no los coges, es porque siempre habrá otro que traiga un destino mejor y entonces es ése el que verdaderamente debes coger, porque será el que te haga feliz.


Siempre debemos mirar hacia delante, no preocuparnos en lo que ha pasado, sino en lo que debes hacer para que lo que venga sea aun mejor. No debemos vivir siempre en la preocupación por lo que sucede, sino buscar un equilibrio que nos permita guiar nuestras vidas de manera correcta y que nos haga prosperar.

sábado, 25 de mayo de 2013

Gemelos, ¿yo, o nosotros?


Un óvulo, un espermatozoide, el mismo útero, el mismo sexo y dos o más niños o niñas con la misma carga genética. Así son los gemelos: exactamente iguales. Pero, a pesar de tanta semejanza, son dos personas distintas, con intereses, gustos, habilidades, defectos y personalidades diferentes. Precisamente en la dificultad para diferenciar estos individuos tan similares yace el mayor problema psicológico con el que se encuentran los gemelos; la falta de identidad y autonomía.
Uno de los consejos que los especialistas dan a los padres es que cada niño tenga su propia ropa, y que no estén vestidos siempre del mismo modo. Está claro que muchos padres no pueden resistirse a la tentación de vestir a sus gemelos de manera similar. Tal vez eso no sea perjudicial cuando son muy pequeños, pero, con el tiempo, contribuye a que muchas de las personas que rodean a los gemelos no puedan diferenciarlos.

Si bien está claro que nuestro patrimonio genético determina un número de rasgos físicos y ciertas tendencias de nuestro organismo, también es cierto que los estilos de vida, la nutrición y hasta el contexto cultural pueden tener una importancia equivalente en los caminos de la salud.

Es aconsejable que cada gemelo sea tratado por diferente, ya que, al ser tan iguales, se puede llegar a perder la identidad propia de cada gemelo, porque un gemelo se puede hacer la pregunta de: ¿yo soy yo?, ¿o soy nosotros?

La experiencia con gemelos demuestra que la genética les hace llevar información igual, esto provoca que posean características semejantes, como algunas costumbres, o manes de hacer las cosas. Se ha podido estudiar que esto también se produce en gemelos que son separados al nacer, y que aun siendo socializados de forma diferente, los dos comparte características semejantes.

Esto puede producir que un gemelo piense que si el es una persona, con personalidad propia, o es una persona que vive en universos paralelos.

Un gemelo siempre va a pensar que no es único, y para ello es necesario tratarlos como si verdaderamente lo fuera, para que no se forme preguntas con su identidad.

En mi opinión, ninguna persona, por muy parecida a otra, es igual, hay muchas personas en el mundo, pero cada uno nos hacemos únicos, decidimos cómo comportarnos, que hacer esta tarde, elegir nuestros amigos, elegir nuestro corte de pelo, nuestro estilo de vocabulario, y todo esto no es elegido igual por dos personas.Simplemente el ambiente nos hace diferentes unos de otros, el lugar en el que fuimos educados, como la escuela, las actividades deportivas que hacemos. Dos gemelos no son dos "muñecos" graciosos que visten igual, si no dos personas totalmente diferentes, las cuales cada una tienen necesidades diferentes.


Puede haber gemelos que al nacer sean totalmente idénticos, dos gotas de agua, pero con el paso del tiempo, cada uno será diferente, aunque vistan igual, cada uno tendrá su propia opinión y su punto de vista personal sobre los diferentes aspectos de la vida. Solo dos personas que tengan la misma opinión sobre todas las cosas se las puede considerar iguales, el físico es solo una apariencia, puede haber varias personas que vistan tu camiseta y hasta tus mismos pantalones, pero no son tú, porque solamente nosotros mismos somos los que nos configuramos mentalmente, que al final, es lo que nos acaba haciendo únicos.

martes, 14 de mayo de 2013

¿Realmente somos libres?


Vivimos en un mundo libre y, se supone, que tenemos la libertad de elegir lo que queremos pensar, ser o hacer, es decir, todos poseemos nuestra libertad interior la cual decidimos qué hacer con ella. La realidad es que vivimos en un mundo muy condicionado influenciado por los medios y por la gente. Tendemos a hacer o creer lo mismo que lo que cree otra gente.

Parece como si no nos gustara usar nuestras mentes, solo seguimos al líder. Los “famosos” están vendiendo lo que ellos piensan, utilizando los productos que a ellos les gustan y nosotros solo estamos siguiéndolos. Libertad, no es ya la misma palabra; su significado está cambiando.

Entendemos por libertad a la capacidad que tiene el ser humano de poder obrar según su propia voluntad, a lo largo de su vida. Siendo responsable de sus actos. Pero, a día de hoy, la gente ya no obra según su propia voluntad, simplemente, simpatiza con alguien y a partir de entonces le sigue y le empiezan a gustar todas sus opiniones y se deja influenciar por ellas, algunas veces, simplemente porque las piensa la otra persona y por eso le gusta a él también.

Cada vez el ser humano se va convirtiendo en un ser más heterónomo, dependiente de otras personas para formarse a sí mismo.

Yo pienso que cada uno debemos ir cogiendo lo que más nos gusta de cada persona que vamos conociendo, quedarnos con lo bueno y desechar lo malo, pero también pienso que es necesario, de vez en cuando, pensar algo por nosotros mismos, ir forjando nuestra forma de ser y nuestro carácter dependiendo de lo que nosotros pensamos por lo que vamos comprobando a lo largo del tiempo, pero nunca debemos tener un pensamiento acerca de algo simplemente porque otra persona lo tenga. El pensamiento de otra persona nos puede gustar, pero debemos interiorizarlo, hacerlo propio, reflexionar sobre ello.

Las personas que saben cómo pensar por sí mismas son realmente libres e independientes, son personas autónomas que no necesitan a nadie para crear su forma de ser y su pensamiento. Son las personas que demuestran una completa madurez, una buena personalidad y de las que al final más se puede aprender.


Yo soy libre para pensar, hablar y actuar por mí mismo y tengo la libertad de equivocarme y aprender de ello.