domingo, 15 de diciembre de 2013

Felicidad de Aristóteles

Aristóteles fue un filósofo con un marcado sentido teleológico. Para Aristóteles, todo lo que hace el hombre, lo hace orientado hacia un fin y en él, el fin era la felicidad.

Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.”

En Aristóteles nos encontramos un fuerte carácter eudemonista, es decir, el fin del hombre se encuentra en la felicidad. Para alcanzar la felicidad, Aristóteles desarrolló el término de virtud y para él la virtud no era un regalo de los dioses ni el producto del azar, sino que teníamos que conquistarla lo que nos supone un largo y costoso ejercicio, que denominamos como un hábito.

Estamos cansados de oír la palabra hábito, todo el mundo decimos que tenemos el hábito de por las mañanas hacer tal cosa o por las tardes otras, pero para Aristóteles un hábito eran esas acciones que el ser humano realizaba y le permitían desarrollarse positivamente y convertirse en una mejor persona. Por otra parte, en la actualidad para la mayoría de nosotros no es una virtud el alcanzar la felicidad, simplemente intentamos ser felices para sentirnos mejor y vivir positivamente el día a día, pero para este filósofo, el alcanzar el fin del hombre, el cual, desde mi punto de vista, todos deberíamos conseguir, la felicidad es una virtud y es propia del hombre sabio.

En esta frase nos encontramos sus dos puntos de vista, sobre la felicidad y sobre la virtud, estableciendo que la felicidad supone una virtud porque es un esfuerzo, es un hábito que el hombre desarrolla continuamente y que le permite conseguir el fin, es decir la felicidad o como él la denominaba, “eudaimonía” 

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